Pura naturaleza, tradiciones auténticas, gente hospitalaria y gastronomía de lujo. Todo ello transforma Eslovenia en el diamante en bruto europeo. Un desconocido que esconde multitud de curiosidades. Por ejemplo, ¿sabes que es el país con mayor número de tractores per capita? De cada mil personas, 54 tienen uno. ¿Y que su población total apenas sobrepasa los dos millones de habitantes? Eso es casi lo mismo que París. ¿O que la bebida no alcohólica más popular es una copia comunista de la Coca-Cola? Puedes probarla pidiendo una Cockta.
Seguro que este país centroeuropeo, rodeado de Italia, Croacia, Hungría y Austria, no te dejará indiferente. Te propongo una ruta un poco distinta de lo habitual, pero con todo lo imprescindible que ver y hacer en Eslovenia. Exprimir al máximo la zona de Bela Krajina, en el sureste del territorio, sin dejarte ninguno de los atractivos que ver y hacer en Eslovenia antes de marcharte. ¡Empecemos!
Qué ver y hacer en Eslovenia
Bela Krajina
1. Bañarse en el río Kolpa
¿Alguna vez has tenido el placer de conectar con la naturaleza? Llámame bohemio, místico o como quieras, pero yo sí. Y fue dentro del Kolpa. Eslovenia es un país de interior, muy frío en invierno pero tremendamente caluroso en verano. Cuando llegan las altas temperaturas, la gente se sube a sus coches y conduce hacia la playa. Bueno, “la playa”, lo que ellos conocen como tal. Al llegar, ahí no hay ni arena, ni olas, ni chiringuitos, Sólo un río, una zona de hierba o piedrecitas donde tumbarse y un agua fresquísima. ¿Hace falta algo más?
Si buscas las mejores zonas, te recomiendo la playa cercana al molino Domačija Kuzma en Adlešiči, la que hay pasado el avión de Otok y la que pertenece al resort Big Berry. Sin duda, se trata de una de las mejores propuestas que ver y hacer en Eslovenia.
2. Perderse en su parque natural
Envuelto en la naturaleza más pura, conducido por vírgenes senderos y poblado de árboles que acarician el cielo, el parque natural del Kolpa es un espacio extraordinario. La mejor forma de conocerlo es perderse por los bosques siguiendo algún itinerario. Por ejemplo, la salida al mirador des del que podrás admirar los pueblecitos de Miliči y Žuniči, con sus iglesias de San Pedro.
Cerca de éste hay otra interesante zona natural que ver y hacer en Eslovenia. Se trata del Parque Regional del Lahinja donde, más allá de naturaleza, encontrarás un gran patrimonio cultural. La pequeña villa de Veliki Nerajec, al sur de Dragatuš, es un viaje al pasado para descubrir cómo se vivía 200 años atrás. ¿Sabías que se cocinaban en lo que llamaban “cocina negra” porque encendían fuego sin tener chimenea y el humo se quedaba en las paredes? ¿Y que había una casa solamente para “hacer hijos” donde las parejas recién casadas vivían durante su primer año hasta que la mujer se quedaba embarazada? Pues este pequeño pueblo está impregnado de todas estas curiosidades, presentes en las casas perfectamente conservadas y equipadas con muebles y facilidades de la época.
3. Explorar los alrededores del río Krupa
Durante los escasos dos quilómetros y medio que recorre, el río Krupa pasa por rincones privilegiados de la naturaleza. Desde su nacimiento, con sus preciosas fuentes y un molino que antiguamente se beneficiaba de la fuerza del agua, hasta su final, en la Iglesia de Santa Maria y el castillo de Gradac, cuando se funde con el río Lahinja.
Seguir el trazado del camino natural del Krupa es un buen plan para hacer andando o en bici, descubriendo perlas como la cueva kárstica de Kotarjeva prepadna, cerca de Stranska vas, con sus estructuras geomorfológicas y sus particulares hongos.
4. Husmear en los vestigios del pasado
Al explotar un atractivo para atraer el turismo se pierde parte de su autenticidad. Ese aura que te envuelve y te revela la historia del pasado. Resulta fascinante (o preocupante, dependiendo de la perspectiva desde la que se mire) la cantidad de edificios abandonados que tiene Eslovenia. Entre ellos, el castillo abandonado de Gradac, una fortaleza cuyos orígenes se remontan al siglo XII y que tuvo mucho protagonismo durante la Segunda Guerra Mundial. Muchas puertas están cerradas con candado, pero otras están abiertas. Se puede cotillear por varias salas, subir al altillo o bajar a las mazmorras, donde aún cuelgan ganchos del techo.
En Otok encontrarás un avión de la Segunda Guerra Mundial, con el que la Cruz Roja trasladaba a los eslovenos heridos. Y en Adlešiči toparás con antiguas murallas entre los campos y podrás visitar el molino Domačija Kuzma, que se conserva a la perfección. La historia tiene un gran protagonismo entre las cosas que ver y hacer en Eslovenia.
5. Descubrir cómo era la escuela en la Eslovenia de 1957
“¿Te has encontrado un perro por el camino y te ha atacado?”, preguntaba el profesor. “No”, respondía el alumno confundido. “Ah, pues me lo hizo pensar eso pantalones desgarrados que llevas…”, espetó el maestro. Antes, le había preguntado a otro estudiante: “¿Cuántos años has repetido para que te crezca esa barba?”. Eso es lo que ocurre cuando una persona de la segunda década del siglo XXI entra en una escuela de mediados del siglo anterior. Una experiencia que puede vivirse en la localidad de Radovica, en Metlika, y que resulta de lo más real, con la estricta y divertida interpretación de Jože Matekovič.
Entrar en la Šola Bistra buča es un viaje al pasado de lo más enriquecedor. El edificio es precioso por fuera y está perfectamente ambientado por dentro. Pupitres, plumas de tinta, tizas, un cuenco con agua y un trapo para limpiar la pizarra y el cuadro con la foto de Tito colgado en la pared, presidiendo la sala. La lección trata sobre la historia y costumbres de Bela Krajina. Eso sí, respetando las reglas de la escuela: tratando al profesor de “tovaris uscitelj”, lo que en esloveno significa “maestro camarada”, restando con las manos detrás y prestando una total atención. De lo contrario, te enfrentarás a castigos como reposar de rodillas sobre granos de maíz crudos.
6. Vivir la cultura del vino
El vino en Eslovenia no se bebe, se vive. Literal. En Bela Krajina, la gente tiene dos casas: una para vivir y otra para tomar vino. El monte de Vidošiči, donde se erige la iglesia de Santa Ana, está lleno de estas segundas construcciones. Un paisaje de viñedos con pequeñas casitas, lo equivalente a las masías catalanas o a los cortijos andaluces. Aquí se organiza uno de los festivales de vino más importantes de la región. Y de viñedos a bodegas. Una de ellas es Malnaric, ubicada en una bonita colina de Semic, que produce vinos negros, rosados y blancos, tanto secos como semi-dulces y dulces. El propietario, Samoel, ofrece tours por los viñedos y catas de vino. Una experiencia enológica de lujo.
La cultura del vino, no obstante, se vive en todo el país, no solo en los viñedos y bodegas. Una bebida muy popular es el spritzer, una mezcla de vino blanco y agua mineral con gas. Es la bebida que te acompañará en cualquier conversación que tengas con eslovenos. Si no, puedes pedirlo en cualquier bar o restaurante. De lo más refrescante en verano.
7. Aprender a hacer pogaca
Si los “buenos días” o el “hola” se pudiesen comer, tendrían probablemente sabor a pogaca. Con este tentempié, una especie de torta de pan, típico de los Balcanes, te recibirán en cualquier casa eslovena, como muestra de bienvenida y hospitalidad. Y Bela Krajina es una de las mejores regiones donde se elabora. La hacen el colectivo Kmečke Zenske (Mujeres Agricultoras), productoras de excelencia, evaluadas por un jurado año tras año para ganarse un puesto en el grupo.
Crear una buena pogaca no es fácil, por eso aprender a elaborarla es todo un reto. Debe tener 30 cm de diámetro, estar partida por cuatro cortes verticales y horizontales a 4 centímetros de distancia unos de otros y quedándose a 1 o 2 centímetros del borde. No es moco de pavo, ¿verdad? La tarta se come recién salida del horno, caliente, razón por la que es fundamental que esté especiada con comino, para facilitar su digestión. ¿Te atreves a probarlo?
Más allá de Bela Krajina
8. Conocer los atractivos de Ljubljana
Coronada por un castillo, custodiada por un dragón y accesible por un puente triple. Ljubljana no cuenta con monumentos reconocidos mundialmente ni maravillas del mundo moderno. Su belleza recae en el cóctel compuesto por las estrechas calles adoquinadas, la mezcla arquitectónica de barroco, art nouveau, contemporáneo y suburbano, el carácter sibarita y la tradición vigente. Una ciudad de apenas 280.000 habitantes pero equipada con las facilidades de una metrópoli. ¿Ejemplos? Puedes usar el autoservicio de alquiler de bicicletas Bicike(LJ), gratuito durante la primera hora. O moverte en los tuk tuk eléctricos que te llevan donde desees sin coste alguno. No está mal, ¿verdad?
El centro histórico es completamente peatonal y alberga los atractivos más famosos. No te marches de la capital eslovena sin visitar la plaza de Prešeren, donde encontrarás la iglesia franciscana y los Tres Puentes; la calle Ciril-Metodov trg, donde encontrarás las tiendas y restaurantes más hipsters, y que recorre el ayuntamiento, la fuente de Robba, la Catedral de San Nicolás, el mercado y el funicular que sube al castillo, también imperdible; más allá del casco antiguo, ve a la calle más comercial: Slovenska Cesta, con su particular rascacielos. Y a la zona más alternativa, con el apasionante arte suburbano de Metelkova, una de las estrellas urbanas de esta lista de imprescindibles que ver y hacer en Eslovenia.
9. Comer čevapčiči
El plato por excelencia de los Balcanes. Este tipo de carne, un estilo parecido al kebab, consiste en salchichas de ternera picada y especiada cocinadas a la plancha o a la brasa y servidos sobre un pan plano. Tiene sus orígenes en la ocupación otomana, siendo el plato más frecuentado por los hajduks (rebeldes), por lo fácil de elaborar que resultaba. Una delicia repleta de historia.
10. Beber Cockta, la Coca-Cola comunista
Beber Coca-Cola en la Yugoslavia de los años 50 no era tarea fácil. La Guerra Fría que sumía el mundo en esos tiempos hacía imposible la comercialización de productos capitalistas en tierras comunistas. De ahí surgió Cockta, una bebida refrescante original de Eslovenia, producida con la mezcla de once tipos de hierbas diferentes, incluida la autóctona rosa mosqueta. Se creó en 1952 y se introdujo en el mercado en 1953 durante una competición de saltos de esquí en Planica.
Durante el primer año se vendieron cuatro millones de botellas y diez años después la cifra ya estaba en los 71 millones de botellas. Por esas fechas, en 1965, Coca-Cola llegó al país pero no pudo con Cockta, que desde entonces a día de hoy se ha convertido en un símbolo esloveno. Tiene un sabor más dulce, aromatizado y amargo. Para entendernos, sería una mezcla entre Coca-Cola y Bitter Kas. Pruébala en cualquier bar o restaurante del país.
11. Visitar Bled, la joya eslovena
Seguro que has visto esta imagen millones de veces. De hecho, es probable que cuando pienses en Eslovenia te venga esta preciosa postal a la cabeza: la panorámica del Castillo de Bled con la romántica isla y su iglesia detrás. Lo cierto es que no sólo se trata de un lugar soñado para los turistas, también entre los locales despierta un fuerte hechizo. Sobretodo en las eslovenas locas por casarse. Resulta que, desde pequeñitas, sueñan con vestirse de novias y subir al altar de la Iglesia de la Asunción. Los chicos tampoco quedan excluidos del sueño, porque es tradición que el novio tome los remos y conduzca a la novia en barca hasta la isla.
Obtendrás las mejores vistas de la isla desde el castillo, aunque verla desde el parque tampoco está nada mal. Además, se trata de una zona perfecta para relajarse paseando, sentado en un banco o tumbado en la hierba. También alquilar una barca o bañarte en el lago en verano. ¿Hay algún plan mejor que ver o hacer en Eslovenia?
12. Conocer la historia del Castillo de Predjama
Aunque no tuvimos la ocasión de visitar esta espectacular fortaleza, se trata de una visita que no puede faltar en ninguna recomendación de viaje a Eslovenia. Se trata de un castillo ubicado en Postojna y construido dentro de la boca de una cueva.
INFORMACIÓN PRÁCTICA
Cómo llegar
Dónde dormir
Bela Krajina
Big Berry Luxury Landscape Resort
+386 64 241 324
Dónde comer
Bela Krajina
+386 7 356 72 00