El 21 de diciembre señala una fecha importante en nuestros calendarios: la llegada del solsticio de invierno y por tanto, la noche más larga del año. Empiezan los mercados navideños y los preparativos, las comilonas y las tradiciones familiares. Son fechas en las que empezamos a recibir la Navidad y a hacer los retoques de última hora. Pero la verdad es que las grandes ciudades se anticipan y le dan la bienvenida a lo grande. Los encendidos de luces navideñas dan el punto de salida a los días de más consumo y ajetreo, pero ante todo, de ilusión. Y es que, aunque cada ciudad lo viva a su manera, todas acaban enamorando a sus visitantes. A continuación os dejamos un par de impresiones y sensaciones sobre cinco ciudades con espíritu navideño, donde las fiestas se viven de una manera especial. Empieza la cuenta atrás. ¿Lo tienes todo preparado?
Londres, una Navidad de película
Aunque a las 4 de la tarde anochezca y el frío empiece a calarte por dentro, es entonces cuando se da el ansiado espectáculo navideño. Durante estas fechas, Londres ofrece el mayor despliegue de luces y decoraciones navideñas que uno puede imaginar. Solo hace falta pasearse por algunas de sus calles más famosas como Oxford Street, Regent Street y Carnaby Street para comprobarlo. Y es que la expectativa de los londinenses acaba superándose por las propuestas creativas que se presentan cada año. La llegada de diciembre significa luz, color y espectáculo, transformarse en una de las mejores ciudades con espíritu navideño. Los grandes almacenes decoran sus fachadas a lo grande, las calles se llenan de mercados y los amantes de este tiempo mágico empiezan a contagiarse por los villancicos más tradicionales. En definitiva, la Navidad en Londres se vive como en la película de Love Actually, en la que el amor y la ilusión sobreviven ante todo.
París, donde las compras son protagonistas
Durante los meses de diciembre y enero la ciudad de la luz se viste de gala. Con la Torre Eiffel como principal joya de la corona, París reluce cada tarde para recibir la navidad y el año nuevo. Mercadillos, pistas de hielo, decoraciones navideñas, escaparates de película como los de Printemps o Lafayette, belenes, música y una multitud de fiestas y tradiciones se instalan en la ciudad ofreciendo un amplio abanico de animaciones para disfrutar en familia, pareja y amigos.
Amsterdam, espíritu navideño particular
La Navidad que se esconde en Amsterdam es un tanto distinta. Aún siendo una gran urbe, la capital holandesa muestra su lado más rural haciendo de sus calles rincones con un encanto especial. Es fácil (y recomendable) irse a lo típico y tradicional como lo son la Plaza Dam y su gran árbol de Navidad, las pistas de hielo de Jaap Eden o Leidseplein y los paseos en barco por los canales. Pero no olvides que Amsterdam ofrece una amplia agenda cultural que incluye desde conciertos navideños hasta rutas a pie dedicadas al Festival de las Luces. Es realmente una de las ciudades con espíritu navideño más particular.
Nueva York, árbol colorido y pista de hielo
Todo aquel que visita Nueva York, acaba soñando en volver. ¿Y qué mejor momento que hacerlo en Navidad? Aunque todo el país se anticipa a las fiestas con las celebracions de Acción de Gracias, la auténtica Navidad no llega a Nueva York hasta que se enciende el árbol del Rockefeller Center. Este multitudinario evento da inicio a los meses más festivos del año. Las calles se encienden, las tiendas enloquecen y los mercadillos navideños renacen. Los niños salen a Central Park a hacer muñecos de nieve y los coros se reúnen en las plazas. En Nueva York, la Navidad está en todas partes.
Barcelona, donde viven tions y caganers
El 24 de diciembre es una de las nochas más mágicas del año, especialmente para los más pequeños. En Catalunya, unos días antes de Navidad se escoge un tronco, se le abriga y disfraza con sus ojos, nariz y boca. Es el famoso Caga Tió. Durante estos días, los niños alimentan a sus más fieles amigos de madera con pieles de mandarina, frutos secos o galletas hasta el 24 por la noche, justo cuando el Tió cobra vida cagando regalos para todos ellos. Se le cubre con una manta, y niños y adultos pican el tronco con bastones y cantan fuerte su canción para que desprienda la magia que tiene escondida.
El segundo protagonista es el Caganer, la figura del payés con barretina que suele estar leyendo el periódico mientras cumple su obligación natural. El Caganer es una pieza clave en nuestra tradición popular navideña y es imprescindible en los pessebres catalanes. Cada año se versionan distintos modelos de Caganers con motivo de ciertos acontecimientos políticos, esportivos o de actualidad.
De esta forma, la mejor manera de vivir la auténtica preparación navideña en Barcelona es pasear por las callejuelas del barrio gótico hasta llegar a la Fira de Santa Llúcia, que se aposenta a los alrededores de la Catedral de Barcelona.
¿Con cuál de estas cinco ciudades con espíritu navideño te quedas? Pues coge un vuelo y ¡disfruta de unas felices fiestas!