Con aspecto de cuento y sabor a queso, la villa de Gruyères es uno de las rincones más bellos de toda Suiza. Coronada por un castillo de ochocientos años y custodiada por los montes Le Moléson al suroeste y Dent du Chamois al noreste, ofrece al visitante unas vistas maravillosas de los prealpes de la región de Friburgo. Y eso no es todo. Es un destino de peregrinación para amantes y aficionados a los alienígenas y tiene en su interior un trocito del Tibet.
Para qué engañarnos: Gruyères es un lugar claramente turístico, aunque eso no tiene por qué resultar un problema. Es verdad que la mayoría de caras que verás por las apenas tres callejuelas del pueblo no serán gruyérien, De hecho, poco más de dos mil personas están censadas ahí. También es cierto que la localidad está repleta de tiendas de souvenirs, algunas auténticas y otras más kitsch. Pero si alternas lo típico con alguna ruta off-track, seguro que podrás admirar paisajes de ensueño. He ahí su autenticidad.
La ciudad medieval
La cara conocida e imprescindible. Apenas tardarás quince minutos en recorrerte Gruyères de punta a punta. Empezando por la famosa plaza de las casas medievales, fotografiada por cualquier turista que visita la villa, llegando hasta la Chapelle à Calvaire, que te hará elegir el siguiente paso.
Hacia abajo, la Église Saint Théodule y el cementerio. Hacia arriba, el Château de Gruyères. La primera opción te hará alzar la mirada hacia el castillo y recordar historias caballerescas. La segunda opción, conducirá tu vista al horizonte, con el campanario de la iglesia al frente y el Dent du Chamois al fondo.
Los alrededores de Gruyères en Suiza
Naturalmente atractivo. El paisaje es el gran activo de esta pequeña villa suiza, donde cada rincón se convierte en el mejor de los miradores. Aunque la fórmula secreta para dar con ellos es tan simple como conectar un paso tras otro y deambular, puedo chivarte algunas pistas de dónde encontrarlos. Obtendrás buenas vistas andando desde la estación de tren hasta el núcleo antiguo, un camino de unos veinte minutos.
Rodear el castillo también será una buena decisión si quieres construir una panorámica mental de 360 grados.
Aunque te recomiendo vivamente acercarte a los ventanales de las murallas junto a la iglesia y atravesar la puerta campo abajo siguiendo el Charrière des Morts. Desde ahí verás la villa en su totalidad: murallas, iglesia y castillo.
La comida: fondue o raclette
Poca variedad pero, ¿para qué pedir más? La gastronomía suiza no es conocida por su diversidad de productos. Predominan los platos calóricos, algo ideal para combatir las bajas temperaturas que invaden el país la mayoría del año. El queso domina y en Gruyères más, cuna de esta denominación de origen protegida. Probarlo en una raclette, fundido sobre media patata con piel y acompañado de pepinillos y cebolletas en vinagre, o en una fondue, hundiendo trozos de pan en una cazuela a rebosar de queso fundido, es lo más.
De postre: chocolate caliente
La guinda de una comida calórica. Y otra de las maravillas gastronómicas suizas. Puedes probarlo en la mejor chocolatería de Gruyères, donde podrás degustar desde el chocolate más puro hasta recetas condimentadas con canela o complementadas con fruta o frutos secos. ¡Saca el vicio que llevas dentro!
INFORMACIÓN PRÁCTICA
Cómo llegar
Dónde comer
Auberge de la Halle – Buena calidad / precio. Restaurante auténtico, completamente de madera y expertos en fondues y raclettes.
Rue du Bourg. 1633 Gruyères
Telf: +41 26 921 21 78
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